Todos hemos oído hablar en algún momento de las maravillosas propiedades del limón, propiedades terapeúticas, como un poderoso adelgazante e incluso como remedio contra el cáncer. Es cierto que este cítrico posee infinitas cualidades, la primera y más conocida fue la de curar el escorbuto, enfermedad debida a la carencia de vitamina C que padecían los marineros cuya dieta estaba exenta de frutas y verduras.
La elevada proporción de vitamina C del limón – está compuesto por un 5% de ácido ascórbico- lo convierte en un aliado para aumentar las defensas del organismo previniendo enfermedades de las vías respiratorias como faringitis, amigdalitis, catarros, etc. Además la vitamina C ayuda a la absorción del calcio y del hierro de los alimentos previniendo anemias y osteoporosis.
El ácido ascórbico actúa aumentando la secreción de ácidos estomacales contribuyendo a mejorar y acelerar el proceso de la digestión. También incrementa la producción de pepsina, una hormona que facilita la digestión de las proteínas. Esta es una de las causas por las que se ha catalogado a este alimento como un potente adelgazante, incluso hay una dieta que lleva su nombre: la «dieta del limón». Se trata de una dieta desintoxicante ya que a la vez que se pierde peso se eliminan las impurezas del organismo. Consiste en beber de seis a ocho vasos al día de un zumo hecho con limón, agua y jarabe de arce. Personas que han seguido este tipo de dieta aseguran haber perdido hasta ocho kilos de peso en una semana. Esto no es lo más aconsejable, una dieta adelgazante equilibrada ha de bajar los kilos paulatinamente y no de una  manera tan radical. Esta pérdida de peso no se debe a tomar los vasos de zumo si no a seguir una dieta muy restringida con muy pocas calorías. Por otro lado, se pierde masa muscular y no grasa corporal que sería lo aconsejable.

Las escasas calorías que posee el limón proceden de azúcares de fácil digestión ya que apenas posee grasas ni proteínas. Su alto contenido en fibra, sobre todo en pectina, disminuye el estreñimiento y aumenta la sensación de saciedad; incrementa la secreción de bilis mejorando la digestión y disminuyendo el abdomen.
Entre las sales minerales hay que destacar el alto contenido en potasio y calcio, estos minerales actúan equilibrando los líquidos celulares con un alto poder diurético previniendo la retención de líquidos.
El limón también es rico en flavonoides, unos pigmentos naturales que poseen los vegetales y les aportan esos colores tan atractivos. Son antioxidantes protegiendo al organismo contra los radicales libres y por lo tanto contra el envejecimiento celular.
Como hemos visto hasta ahora podemos concluir que el limón es un alimento muy nutritivo y un aliado a tener en cuenta a la hora de querer perder peso, pero debemos tener presente que si queremos bajar esos kilos de más tenemos que seguir una dieta hipocalórica equilibrada y olvidarnos de esas «dietas milagro» que sólo contribuyen a desestabilizar nuestro organismo y en las que el «efecto rebote» está asegurado.

4 Comments

  1. Felisa 13 mayo 2017 at 11:54

    Muy interesante y clarificadora, como siempre, tu información. Buena época para contarlo ya que se acerca el veranito!

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