La sociedad en general es consciente de la importancia que tiene la alimentación para la salud. Esto está generando un cambio en los hábitos alimentarios encaminados a productos cada vez más naturales y menos procesados. No sólo se busca lo «natural» en el producto final sino que incluso se valora su procedencia y cómo ha sido elaborado -la preocupación por el bienestar de los animales es una corriente creciente- Un etiquetado con palabras como «orgánico» o «ecológico» se está convirtiendo en un atractivo para gran parte de la población.
Algo similar está ocurriendo con los productos orgánicos y locales y los elaborados de manera artesanal La industria alimentaria está intentando minimizar el procesamiento de los alimentos para volver a unas prácticas más artesanales y auténticas Esta tendencia también se ve reflejada en las bebidas, cada vez proliferan más las cervezas artesanales, bebidas isotónicas o vinos sin sulfitos por poner algún ejemplo.
Los nuevos alimentos son más valorados, así los alimentos funcionales, alimentos enriquecidos o alimentos sin, son cada vez más demandados por los consumidores. Alimentos con menos grasas saturadas, bajos en azúcares refinados y con poca sal son los preferidos a la hora de la compra.
Se está reduciendo el consumo de carne e incrementando el de frutas, verduras y hortalizas que incluso se hacen más atractivas para aquellos grupos de población en forma de batidos o todo tipo de pasta enriquecida con vegetales para los niños. Si hasta ahora la principal fuente de proteínas era la carne, se están buscando alternativas a la misma con proteínas vegetales tan novedosas como las procedentes de la soja, quinoa, chia, lino o las algas.
A la par que la alimentación cobra protagonismo lo mismo ocurre con el estilo de vida. El deporte se está convirtiendo en una práctica imprescindible adaptada a cada persona y con él un tipo de alimentación con productos específicos altamente proteicos y bebidas energéticas que nos ayudan a recuperar rápidamente el esfuerzo ejercido.
En resumen: ni todo tiempo pasado fue mejor ni los hábitos de nuestros abuelos tienen que parecernos necesariamente más adecuados. Por el contrario; el signo de los tiempos en ocasiones como la actual puede resultar agradablemente esperanzador.
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Yo me alegro de que cada vez nos preocupemos más por lo que comemos y por hacer deporte.
De un tiempo a esta parte vengo notando (porque trabajo al lado de tres colegios) que los niños cada vez son más gordos. No digo rellenitos, porque eso es un eufemismo, puesto que no están hermosos, como decía mi abuela, sino gordos de verdad. A ver si nos concienciamos y nos damos cuenta de que hay hábitos como el bocadillo de la merienda o la leche con galletas que son más saludables que la bollería industrial por muy cómoda que sea para las madres y padres.
¡Besos mil!