Los turrones que gozan de la etiqueta IGP son tres, el turrón de Alicante, el turrón de Jijona y el turrón de Agramunt.
En la Villa de Sexona -actualmente Jijona- ya se elaboraba el turrón desde el s XIV, no podia ser menos en una tierra llena de almendros y panales de miel. Desde el año 1996 las materias primas para elaborar estos turrones se encuentran reguladas: miel pura de abeja como mínimo de un 10%, un 64% de almendras para el turrón de Jijona y un 60% para el de Alicante. En este mismo reglamento también se indica los métodos a seguir para su elaboración.
Para la preparación del turrón de Jijona y Alicante se utilizan almendras repeladas que se tuestan y posteriormente se cuecen con azúcar y miel. En el turrón de Alicante al final del proceso se le añade clara de huevo diluida a modo de blanqueante.
Bajo la denominación de origen Consejo Regulador de Jijona y Turrón de Alicante se encuentran también los llamados «turrones de obrador», como el turrón de Nieve, el de Yema tostada o sin tostar, el de Fruta o el de Nueces que también llevan en su composición como ingredientes principales almendra y azúcar además de yema, frutas confitadas o frutos secos.
Jijona posee otros dulces tradicionales como figuritas de mazapán, pasteles de Gloria, almendras rellenas, panes de Cádiz, polvorones y un largo etcétera que no se encuentran clasificados en la Reglamentación Técnico Sanitaria de Turrones y Mazapanes.
Con el turrón se pueden elaborar además deliciosos postres, como este helado.
Con el turrón se pueden elaborar además deliciosos postres, como este helado.
El turrón de Agramunt se elabora en Urgell, en la provincia de Lleida. Están compuestos por miel, avellanas o almendras peladas y tostadas, azúcar y/o jarabe de glucosa, clara de huevo y obleas. El porcentaje de almendra o avellana varía de un 60 a un 46% dependiendo de si se trata de categoría suprema o extra respectivamente, el contenido de miel ha de ser de un 10% y el de clara de huevo de un 1%.
La fabricación de los turrones de Agramunt está documentada a partir del siglo XVIII aunque se sabe que sus orígenes son más antiguos. Hoy en día se sigue fabricando con la misma técnica que en sus orígenes pero un poco más mecanizado, utilizando las mismas materias primas que entonces, obteniéndose un producto exquisito, de textura crujiente que a la vez se funde en la boca.
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