Los consumidores cada vez estamos más preocupados por la salud; el incremento de enfermedades como el cáncer o enfermedades cardiovasculares, el ritmo de vida que frecuentemente nos obliga a comer rápido y mal o el aumento de la esperanza de vida, son algunas de las causas que nos inclinan a cuidar nuestra alimentación. Efectivamente sabemos que muchas enfermedades están directamente relacionadas con la alimentación y que ésta va a condicionar nuestra salud.
La industria alimentaria se ha hecho eco de estas preocupaciones y no ha dejado escapar la oportunidad de elaborar unos alimentos que satisfagan esas necesidades, son los alimentos funcionales. Los alimentos funcionales son alimentos normales, convencionales, que además de su función principal que es la de nutrirnos, tienen otro tipo de funciones como la de mejorar la salud y la de prevenir enfermedades.
En el procesado de los alimentos funcionales se recurre a la fortificación o adición de algún componente específico que no existe en el alimento original como minerales, vitaminas, ácidos grasos, sustancias antioxidantes naturales o polifenoles que protegen contra el envejecimiento celular o probióticos con cultivos microbianos vivos que previenen el cáncer de cólon o facilitan la digestión, la eliminación de algún componentente alergénico como es el caso de la lactosa de la leche, el remplazo de macronutrientes como la grasa en los productos light, la adición de ácido fólico en cereales para prevenir la formación de espina bífida…
A pesar de que estos alimentos nos parezcan algo nuevo, hay que señalar que su origen se remonta a los años 80 cuando Japón decide crear unos «alimentos solamente naturales» preocupados por el incremento de los gastos en la salud de sus ciudadanos.
En todos los supermercados y tiendas de alimentaión podemos encontrar un sinfín de alimentos funcionales, leche y derivados lácteos como distintos tipos de yogures y quesos fermentados, margarinas y mantequillas con fitoesteroles o huevos enrriquecidos con ácidos grasos omega-3, cereales con vitaminas y minerales para los más pequeños, son algunos ejemplos.
Los alimentos funcionales también tienen efectos psicológicos sobre los consumidores y muchas veces la publicidad de los mismos es engañosa, de hecho alguna marca conocida ya ha sido sancionada al respecto. Con una dieta equilibrada que nos proporcione todos los nutrientes y en la cantidad adecuada gozaremos de una buena calidad de vida sin necesidad de recurrir a estos alimentos, no obstante en situaciones especiales podemos echar mano de ellos pero sin que esto se convierta en una adicción.
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Muchas gracias por la información y la receta.
Un blog muy interesante!! Te invito al mío donde publico diferentes artículos sobre dietética y nutrición: laopiniondesara.blogspot.com
Un saludo!
Perfecto Sara, me verás por allí 😉 Un besito
Un placer que os guste, muchas gracias y un besito.
Hola guapa, te devuelvo la visita y me quedo para no perderme nada, me han resultado muy interesantes tus publicaciones
Unbeso y feliz semanita
Muchas gracias Nieves. Me alegro un montón.
Un besito