Mantener una correcta hidratación en el organismo es un asunto de vital importancia. Lograr un equilibrio entre los aportes y las pérdidas de agua va a depender tanto de nuestra dieta como de nuestro estilo de vida.
Cuando hablamos de hidratación no contemplamos el agua como único aporte; los alimentos y otras bebidas además del agua sirven para hidratarnos. Según el Instituto Europeo de Hidratación, la ingesta de líquidos proviene entre un 20/30% de los alimentos que ingerimos y un 70/80% de las bebidas. Si queremos ser un poco más puntillosos, el 50% del aporte de líquidos se debe al agua, un 30% a otras bebidas (refrescos, café, infusiones, leche, zumos de frutas…) y un 20% a los alimentos.
Estar bien hidratado afecta también a nuestra salud mental. La deshidratación conlleva a una disminución del volumen de sangre circulante y por lo tanto la cantidad de sangre que llega al cerebro no es suficiente para suministrar los nutrientes y el oxígeno necesario para su correcto funcionamiento. El estudio conlleva un sobreesfuerzo al cerebro y es cuando estudiamos cuando más nutrientes y más oxígeno necesita. Por todo esto, cuando sometemos al cerebro a un sobreesfuerzo como el estudio, la deshidratación puede alterar nuestra concentración, también nos provoca cansancio y está íntimamente relacionada con los dolores de cabeza.
No esperemos a tener sed para beber., la sensación de sed normalmente aparece cuando ya se ha iniciado la deshidratación. Algo tan sencillo como tener un vaso de agua a mano puede hacer que el estudio sea mucho más productivo y menos cuesta arriba.
Muy buena esta información, yo la desconocía y es de lo más interesante. Gracias.
Un beso.