El mercurio es un elemento químico que se puede encontrar en la naturaleza bajo diferentes formas. El mercurio en su forma orgánica: metilmercurio y dimetilmercurio es el que contiene el pescado y el que más nos preocupa. Y por qué nos preocupa, porque es un contaminante que puede tener efectos adversos para la salud. Sabemos que los peces más grandes depredadores de otros peces más pequeños son los que más dimetilmercurio contienen. El consumo excesivo de estos pescados puede tener consecuencias sobre todo en la población más vulnerable, mujeres embarazadas, lactantes y niños hasta tres años, ya que sabemos que se absorbe muy rápidamente y atraviesa la barrera placentaria y la hematoencefálica por lo que puede afectar al desarrollo del feto y al sistema nervioso. Puede producir daños en el hígado y en el riñón y afectar al crecimiento y desarrollo normal de los niños e incluso a nivel neurológico y cognitivo.

La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria AESAN recomienda para la población en general el consumo de 3-4 raciones de pescado por semana variando las especies entre pescados blancos y azules. En cuanto a la población vulnerable: mujeres embarazadas o en período de lactancia y niños entre 0-10 años 3-4 raciones de pescado por semana y evitar el consumo de aquellas especies con alto contenido en mercurio: Pez Espada/Emperador, Atún Rojo, Tiburón (Cazón, Marrajo, Melgas; Pintarroja, Tintorera ) y Lucio. Los niños entre 10 y 14 años deben limitar el consumo de estos pescados a una ración al mes.

A pesar de los efectos negativos del mercurio el consumo de pescado es totalmente recomendable. A nivel nutricional, la carne de pescado es de una calidad excelente. El pescado es una fuente de proteínas de elevado valor biológico; contiene vitaminas del grupo B, vitamina A y D y minerales como el yodo, selenio, fósforo y el calcio. No podemos olvidarnos de las ventajas de consumir pescado azul fuente de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga omega-3 y pocos ácidos grasos saturados. Por ello no debemos elimninar el pescado de la dieta, simplemente seguir las recomendaciones nutricionales para aquellos grupos de riesgo y sustituir los «pescado prohibidos» por otros con menor contenido en mercurio.

Las especies con bajo contenido en mercurio son las siguientes: Abadejo, Anchoa/Boquerón, Arenque, Bacalao, Bacaladilla, Berberecho, Caballa, Calamar, Camarón, Cangrejo, Cañadilla, Carbonero/Fogonero, Carpa, Chipirón, Chirla/Almeja, Choco/Sepia/Jibia, Cigala, Coquina, Dorada, Espadin, Gamba, Jurel, Langosta, Langostino, Lenguado europeo, Limanda/Lenguadina, Lubina, Mejillón, Merlan, Merluza/Pescadilla, Navaja, Ostión, Palometa, Platija, Pota, Pulpo, Quisquilla, Salmón atlántico/Salmón, Salmón del Pacífico, Sardina, Sardinela, Sardinopa, Solla y Trucha. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria EFSA ha asociado el consumo de pescado durante el embarazo con efectos beneficiosos sobre el desarrollo neurológico en niños y con la reducción del riesgo de mortalidad por enfermedad coronaria en adultos.
Hay un pescado cuya carne esta es de las mas contaminadas del mundo: es la Panga, procedente de las pesquerías Del Río Mekong y que tiene un altísimo contenido en arsénico. Este pescado que es muy consumido por su bajo precio no debería de consumirse.
Edmundo Fayanás en Abril de 2011 al escribir a este respecto dijo, «Es uno de los Ríos con mas recursos pesqueros del mundo, y mas contaminados a la vez. La contaminación de este río es dramática. Laos, Camboya, Vietnam junto con la UNICEF después de estudios profundos de sus aguas han llegado a la conclusión de que 1,7 millones de personas (de su territorio) se encuentran en riesgo de envenenamiento por arsénico, cuyas consecuencias a largo plazo son muy importantes pues ocasionan lesiones y cáncer de piel, entre otras enfermedades…», y añadió «El 21% de la población vietnamita está expuesta a un nivel de arsénico más alto de lo permitido por la Organización Mundial de la Salud, que es de 10 ppb (partes por mil millones). Este arsénico no se encuentra solamente en el agua subterránea, sino que también en el agua embotellada, el agua de grifo e incluso en el pescado que se come».
Y añade, «No existe ninguna política medioambiental en el Mekong, donde cada vez es mayor la contaminación de sus aguas por los efectos de los pesticidas y fertilizantes que tan abundantemente se utilizan en los campos de arroz», para decir a continuación, «La depuración de las aguas fecales de las ciudades y pueblos apenas existe. El nivel de contaminación es muy preocupante en los alrededores de las grandes ciudades y en el delta, llevando sus aguas altas concentraciones de fósforo y de metales pesados». Y por si no fuera suficiente finaliza con esta perlita: «Junto a esto, ha aumentado mucho el nivel de amonio en sus aguas, siendo este en grandes concentraciones, un componente muy tóxico para el ser humano. Se ha desaconsejado la cría de peces destinados al consumo del ser humano, sobre todo en la zona del delta del Mekong.»