Pocos alimentos son tan versátiles y forman parte de tantas recetas de cocina como el huevo. Desde un simple huevo a la plancha, para todo tipo de rebozados, salsas, cremas, bizcochos…un sinfín de preparaciones. Está tan presente en la dieta mediterránea que nos resultaría muy difícil prescindir de él. ¿Pero realmente es tan malo? Decididamente no; se puede decir que el huevo es un alimento muy saludable. Estudios recientes desbancan la antigua creencia de que no se podían consumir más de dos huevos por semana porque producían colesterol. Nada más lejos de la realidad, el nivel de colesterol sanguíneo depende de la relación entre grasas saturadas e insaturadas y no de la ingesta de colesterol en sí. Es cierto que la yema posee niveles elevados de colesterol, pero su proporción de ácidos grasos insaturados sobre los saturados lo convierte en un aliado contra el colesterol. Además la lecitina y la proporción de grasas saludables que contiene la yema de huevo reducen la absorción de colesterol a nivel intestinal. Hoy se aconseja el consumo de cuatro a cinco huevos a la semana e incluso hasta un huevo diario en personas sanas.
El contenido proteico del huevo se puede calificar de excelente ya que es un alimento con proteínas de alto valor biológico debido a la cantidad de aminoácidos esenciales que poseen. Además tiene vitaminas liposolubles A, D y E, y vitaminas hidrosolubles del grupo B. Tiene minerales como el hierro, sodio, fósforo, zinc y selenio. La yema posee unos pigmentos que le aportan ese color característico, son la luteína y la zeaxantina que previenen trastornos cardiovasculares y son buenas para evitar las cataratas.
Los huevos se encuentran protegidos por una cáscara con multidud de poros y rodeando a ésta poseen una membrana o cutícula que tapa los poros impidiendo la entrada de microorganismos al interior del huevo. Cuando lavamos un huevo destruimos la cutícula y se puede producir su contaminación. Si hemos de lavar un huevo debemos hacerlo justo antes de utilizarlo para evitar posibles toxicidades.
El color de la cáscara del huevo depende de la raza de la gallina y no influye en su valor nutritivo. Las gallinas de plumas blancas y lóbulos auriculares blancos producen huevos blancos y las gallinas de plumas pardas y glóbulos auriculares pardos producen huevos morenos.
En los supermercados los huevos están a temperatura ambiente sin embargo nos aconsejan conservarlos refrigerados, esto se debe a que no es conveniente los cambios de temperatura que deterioran el huevo y aceleran su contaminación . Si tenemos un huevo refrigerado y lo ponemos a temperatura ambiente se produce una condensación de agua sobre la cáscara que aumenta el crecimiento microbiano y la posibilidad de que entren a través de los poros.
En resumen podemos decir que el huevo es un alimento muy sano, con alto valor nutritivo, con proteínas y ácidos grasos esenciales, recomendado para todos los grupos de edad.
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