Cuidar nuestra alimentación va mucho más allá de elegir los productos que vamos a consumir y cuidar su cocinado y elaboración. La conservación de los alimentos es también un factor fundamental a tener en cuenta y el electrodoméstico por excelencia utilizado para tal fin es el frigorífico. Uno de los cuidados básicos del frigorífico es mantenerlo siempre limpio. Si es el lugar donde vamos a guardar lo que comemos y muchas veces sin cocinado previo, las condiciones higiénicas han de ser escrupulosas. No se trata de lavarlo una vez al mes; dependiendo del uso que hagamos y del tipo de alimentos que guardemos, necesitaremos limpiarlo más o menos a menudo .

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La temperatura del frigorífico entre 2 y 6 º C debe oscilar lo menos posible. Si mantenemos la puerta cerrada el máximo tiempo posible o si guardamos los alimentos cocinados una vez fríos, no sólo ahorraremos energía necesaria para mantener la temperatura,  además contribuiremos a la mejor conservación de los alimentos. Los alimentos cocinados no deben dejarse a temperatura ambiente más de dos horas, para acelerar el enfriado una buena solución es ponerlos en un lugar frío o separarlos en porciones pequeñas para que enfríen antes. Una creencia errónea es que el frigorífico consume mas energía cuando está vacío, todo lo contrario, los alimentos  fríos en contacto unos con otros contribuyen a mantener la temperatura del líquido refrigerante. Es importante seguir un orden al colocar los alimentos dentro de la nevera. En el etiquetado de los alimentos podemos leer las condiciones de conservación de los mismos y las fechas de caducidad. Los alimentos no envasados debemos guardarlos en recipientes cerrados tipo tupper. Los alimentos ya cocinados deben ir en la parte superior de la nevera; los alimentos crudos, carnes, pescados y mariscos en un nivel inferior para evitar la contaminación cruzada; los alimentos crudos pueden contener microorganismos patógenos que se eliminan con el cocinado pero mientras están crudos en la nevera pueden transferir dichos microorganismos a los alimentos ya cocinados. Las frutas y verduras en los cajones apropiados para este fin y los huevos en la parte de la puerta correspondiente.

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