Los calçots -en catalán- o calsots -en castellano- son, esencialmente, una variedad de cebollas abundantes en la zona de Cataluña occidental, especialmente en las riberas del Ebro. Constituyen un plato típico de la cocina catalana a lo largo de la estación invernal. Existe incluso una denominación de origen que ampara al calçot de Valls (Tarragona).
El calçot ha de tener un pie blanco intenso, el cual se consigue a base de calzar tierra en el brote de la cebolla -de ahí su nombre calçar, en catalán- una buena consistencia que evite que se deshilache en la boca al comerlo y poseer su punto ideal de dulzura. Todo ello se alcanza a finales del invierno, cuando la planta ha reducido su porcentaje de agua. Suele comerse como un primer plato acompañado con salsa romesco, seguido por otras especialidades de la tierra como embutidos o butifarra y bien regado con cava para terminar con la típica crema catalana.
El calçot ha de tener un pie blanco intenso, el cual se consigue a base de calzar tierra en el brote de la cebolla -de ahí su nombre calçar, en catalán- una buena consistencia que evite que se deshilache en la boca al comerlo y poseer su punto ideal de dulzura. Todo ello se alcanza a finales del invierno, cuando la planta ha reducido su porcentaje de agua. Suele comerse como un primer plato acompañado con salsa romesco, seguido por otras especialidades de la tierra como embutidos o butifarra y bien regado con cava para terminar con la típica crema catalana.
La preparación de los calçots -la calçotada- no presenta mayor misterio ya que al igual que otras muchas curiosidades gastronómicas no es su complejidad la base de su atractivo; en esencia consiste en asarlos directamente en la llama (no en la brasa) hasta que se chamusquen por completo. La tradición cuenta que su preparación surgió por mera casualidad tras el despiste al alimentar el fuego. Tras el asado se envuelven en papel de periódico con la finalidad de terminar el asado en su propio calor. Posteriormente se sirven en una teja caliente y se pelan con las manos para untarlas finalmente en la salsa romesco.
Miles de personas cada año abarrotan los restaurantes de Tarragona al reclamo de las calçotadas que se multiplican por la zona, constituyendo asimismo, una fiesta gastronómica que gana auge de año en año.
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Nunca los comi , me gustaria besitos
Sabe sque nunca los he probado? Y tengo muchisimas ganas¡
Que ricoooos!! Y aquí en el sur son tan dificiles de encontrar! Me da mucha envidia cada vez que los veo, jejejeee.
Dsfrutalos mucho!!!
Un abrazo!
Qué ricos Malena!!!!
Bueno, bueno, que privilegio ver esto en tu página…. y no sabes lo ricos que estaban,,,,,
Nunca los probé y me gustaría hacerlo.
Besiños.
Pues ya sabes Inma: una escapadita a Tarragona que merecen la pena.
Un besito 😉
Es una lástima que no los tengamos por aquí, pero también es un buen motivo para viajar hasta Cataluña para probarlos.
Un besiño Vero
Por Galicia también es imposible conseguirlos. Es ese tipo de productos que hay que comer allí mismo.
Un besito Raúl
Muchas gracias Esther!
Un besito 🙂
Faltaría más Cristina. Un placer.
Un besito
María, ya sabes, para probarlos no queda otra que organizar una escapadita por el nordeste…..
Un besiño 😉
Tengo muchas ganas de probarlos porque tengo amigos que viven allí y siempre hablan maravillas, pero aún no he tenido ocasión
¡Feliz y dulce fin de semana!
http://losdulcessecretosdecuca.blogspot.com.es/
Aseguro que estan buenisimos y si ademas puedes hacerlos caseros con una buena compañia de amigos, no tiene precio. Voy por la septima!!!
Felicidades por el bolck.
Haz una visita a tus amigos y lo celebráis con una buena calçotada. Merece la pena!
Un besito Cuca 🙂
Un motivo estupendo para reunirse con un grupo de amigos o con la familia. No perdáis nunca esta tradición tan estupenda!
Muchas gracias Gemma 😉