Podemos encontrar dos tipos de bebidas alcohólicas: las fermentadas y las destiladas. Las fermentadas son las que proceden de frutas o cereales que por la acción de levaduras transforman  en alcohol el azúcar que contienen. Estas bebidas son el vino, la cerveza y la sidra. El vino resulta de la fermentación de las uvas o del mosto. En los blancos y rosados sólo fermenta el zumo de la uva y en los tintos el grano de uva completo. El grado alcohólico suele variar entre los diez y trece grados. La cerveza procede de la transformación de la malta y de otros cereales. Su grado alcohólico oscila entre cuatro y seis grados. La sidra procede de la fermentación de las manzanas con una graduación de cinco grados.

bebidas-alcoholicas-fermentadas

Las bebidas destiladas se consiguen eliminado parte del agua de las bebidas fermentadas lo que les confiere un grado alcohólico superior, entre treinta y treinta y cinco grados. Las bebidas destiladas proporcionan lo que llamamos «calorías vacías» ya que su composición nutricional es prácticamente nula, sólo aportan energía. Las bebidas alcohólicas fermentadas pueden consumirse por adultos con moderación. Se aconseja  tomarlas siempre acompañadas de algún alimento y nunca en ayunas. Los compuestos polifenólicos que se generan durante la fermentación les confieren propiedades antioxidantes y protectoras. Estos compuestos polifenólicos antioxidantes pueden reducir el estrés oxidativo que conduce a una vejez prematura, son antiinflamatorios y pueden ayudar a la regeneración de vasos sanguíneos y a la cicatrización de las heridas. Son una fuente importante de vitaminas, minerales y antioxidantes naturales. El consumo moderado de vino y de cerveza disminuye el riesgo cardiovascular y protege de algunas enfermedades, mejorando la salud intestinal y metabólica o microbiota intestinal que es el conjunto de  microorganismos que habitan de manera natural en el tubo digestivo. Entre otras funciones se encargan de proteger al sistema inmune ejerciendo un efecto de barrera frente a otros microorganismos manteniendo la integridad de la mucosa intestinal, ayudan a digerir aquellos alimentos que no han podido ser digeridos en el estómago o en el intestino y tienen un papel importante en la producción de las vitaminas B y K.

El consumo abusivo de bebidas fermentadas de baja graduación alcohólica aumenta el riesgo de sufrir  enfermedades cardiovasculares y cáncer y puede ser causa de accidentes. El consumo de alcohol no debe sobrepasar los 30 g/día en hombres ( equivaldría a 3 cañas de cerveza o 600 ml ) y los  20 g/día para las mujeres  (dos cañas o 400 ml) y nunca deben tomarse durante el embarazo, lactancia o en la infancia. La cerveza sin alcohol es una excelente alternativa para limitar el consumo de alcohol y reducir el aporte energético.
En definitiva, el consumo moderado de bebidas fermentadas en adultos sanos se puede considerar positivo y englobar dentro de una dieta mediterránea. por el contrario, un consumo irregular y excesivo de alcohol tendría efectos negativos para la salud.

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