Durante la menopausia la mujer sufre una serie de cambios hormonales al igual que le ocurre en otras etapas de su vida: adolescencia, embarazo, lactancia. Estos cambios llevan asociados una serie de transformaciones en la mujer, uno de ellos y que preocupa a la mayoría es el aumento de peso que esto conlleva. A menudo personas que nunca habïan tenido problemas de sobrepeso notan como ahora sí los tienen sin haber cambiado su alimentación ni sus hábitos de vida. Se calcula un incremento de dos a tres kilos como mínimo de materia grasa, grasa que se acumula en en el abdomen con el consiguiente riego de sufrir accidentes cardiovasculares.
Es evidente que la causa principal del aumento de peso durante la menopausia se debe a razones hormonales; el nivel de estrógenos se ve reducido, estos estrógenos fabricados por los ovarios se almacenan en el tejido graso, si su nivel disminuye, nuestro organismo lo compensa produciendo más grasa. En mujeres que durante su vida han seguido a menudo dietas hipocalóricas este fenomeno se acentúa y tienden a fabricar más grasa todavía.
El nivel de estrógenos está íntimamente relacionado con el control del apetito: la leptina, una hormona segregada por el tejido graso envía datos incorrectos acerca de la cantidad de grasa de que disponemos cuando el nivel de estrógenos es insuficiente.
La colecistoquinina (CCK), hormona producida en el intestino delgado que estimula la digestión de las grasas, se ve disminuída con los estrógenos. También se aumentan los niveles de galanina, un compuesto químico que se encuentra en el hipotálamo y que provoca apetencia por los productos grasos.
A partir de los 40 años, las necesidades metabólicas de la mujer se ven reducidas un 5% cada década, por lo tanto a partir de esta edad debemos comer menos ya que nuestro gasto energético es menor. Esto lo podemos compensar con el ejercicio físico, tan importante durante toda la vida pero fundamental durante la menopausia. Evitemos el sedentarismo.

El consumo de antidepresivos y de algún tipo de terapia hormonal sustitutoria son otras causas de la obesidad. Síntomas como sofocos, enrojecimiento facial, sudoración, insomnio, ansiedad e irritabilidad, nos hacen echar mano de estas sustancias. Aquellas mujeres que han tenido embarazos muy jóvenes y han aumentado mucho de peso, o aquellas que no han amamantado a sus bebés o lo han hecho durante un período corto de tiempo, tienen más tendencia a engordar durante la menopausia.
Con el aumento de peso los síntomas menopaúsicos se acentúan así como el colesterol, la diabetes tipo II, el cáncer de mama y el riesgo de sufrir enfermedades vasculares.
Para prevenir el incremento de peso durante la menopausia debemos cuidar nuestra alimentación: disminuir el consumo de grasas saturadas -embutidos, bollería, mantequilla, helados…- y aumentar el de hidratos de carbono complejos -cereales, pasta arroz, legumbres y patatas-. Comer alimentos ricos en calcio y vitamina D que ayuda a fijar el calcio en los huesos  -leche, huevos,margarina- y no nos olvidemos de algo tan relajante y placentero como tomar el sol.
Para terminar, voy a darme el gustazo de derribar un viejo mito: durante la menopausia, el sexo sigue siendo la misma actividad gratificante que durante el resto de la vida. Es totalmente falso que el deseo sexual se vea disminuido durante esta etapa y sigue siendo una forma estupenda de hacer ejercicio

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